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A propósito del vestido y las marcas sin propósito.


En un país lleno de problemas como la inseguridad, corrupción, inflación, discriminación, etc. Nos encontramos jugadores con la posibilidad de gestionar cambios reales.

Me refiero a las marcas. Todas las compañías quieren vender mas, de ahí a que exista esta belleza de negocio llamado publicidad. Un negocio que movió la pendejada de aproximadamente 2.8 billones de pesos en 2014. Dos punto ocho billones, solo para vendernos productos que, en términos generales, no necesitamos. Pasamos de ver publicidad en TV, radio y revistas, a ver anuncios en todas partes, incluso hasta en el baño -literalmente- donde seguramente muchos, mientras se pegan su cagadita, están mirando Facebook y consumiendo la publicidad que muy amablemente le paga las cuentas a Mr. Zuckerberg.

Mucho dinerito que busca convencernos de comprar el detergente Equis, la crema de dientes Yé o los zapatos Zeta. Cada uno, junto con su agencia de publicidad, diseña una elaborada estrategia de comunicación para acercarnos al producto, para crear ese bonding, por medio de campañas de awareness que después de impactarnos hasta el cansancio esperan entrar en nuestro top of mind para que en vez de pensar en detergente, pensemos instintivamente en la marca Equis. Porque Colombia no usa detergente, usa Equis! En medio de este loco afán por convencernos de comprar, las marcas han decidido involucrarse en la conversación, ser uno más en el mundo digital, hablar de tú a tú, ser contextuales y disruptivos y es ahí donde aparecen momentos épicos como el 7-1 del partido de Alemania vs Brasil en el mundial pasado y por supuesto, TheDress. Al final del día, ¿esto sirve de algo? Es decir, además de risa, ¿aporta algo valioso al público?

Snickers aprovechó al futbolista Luis Suarez, conocido por morder a sus contrincantes.

¿Realmente el valor de la marca está en buscar cualquier pretexto para vender?, ¿el objetivo es entrometerse hasta las entrañas de nuestras vidas?, ¿dónde está el propósito de las marcas?, ¿y por qué no alinear este propósito con beneficios reales? Si la crema de dientes Yé pudiera resolverme alguno de mis chicharrones diarios, seguramente sería un fiel comprador. Tenemos infinidad de problemas en el día a día, desde los más pequeños como el clima, pasando por el tráfico, hasta la inseguridad de la ciudad. ¿Por qué no utilizar los recursos desperdiciados -en campañas sin sentido- en solucionarle los problemas al ciudadano de a pie? De donde, además, sale la mayor parte del dinero que reciben las grandes marcas.

7UP aparece en el partido Alemania vs Brasil a raíz del marcador 7-1.

Gerente de marca que se respete está detrás de construir una comunidad, desde los más arriesgados que quieren hacer su propia red social, hasta los que buscan generar planes de beneficios y reclutar a sus consumidores más fieles. El problema, en ambos casos, es que nadie piensa en los problemas reales, básicamente porque a nadie le pagan por hacer a la gente feliz, le pagan para vender más detergente, crema de dientes y zapatos. ¿Por qué en vez de regalar viajes a Dubai (a personas que no tienen ni pasaporte), BMWs (a personas que no pueden pagar ni el SOAT) y premios “aspiracionales”,  más bien las marcas nos solucionan los problemas del diario vivir y nos hacen la vida mucho más feliz a unos y menos infeliz a otros? Ahí les dejo eso. Piénsenlo.